VIENTOS DE CAMBIO

Los tripulantes del Flecha Plateada, menos de un tercio de los que desembarcaron, miraron impresionados la deslumbrante silueta a lo lejos. Lord Tyrian parado en la popa de la veloz goleta elfica recordaba cada segundo de lo vivido en la tierra humana de Kingsmore, recordaba la historia y la pesadumbre de una tierra perdida en la guerra, de la perdida, un sentimiento que los elfos conocen casi mejor que ninguna raza.
En la cubierta los sobrevivientes se agruparon junto a su lider para ver a la distancia la hermosa y atemorizante escena de la destruccion de la ciudad, los elfos de P'Tat se mezclaron con sus hermanos, por fin obtendrian la paz que tanto buscaron, y por sus mejillas rodaron lagrimas y rezaron juntos como una voz a su dios Ra, para que cuidara a los valientes que murieron ahi, lloraron de alegria y de pena, de agradecimiento por aquellos que lo dieron todo por salvarlos, por luchar y traer la luz de la esperanza en un mundo donde toda oportunidad estaba bajo las sombras de Set.
El flecha plateada se alejaba dejando su estela, pero durante toda su larga vida, los testigos de aquella noche contarian lo ocurrido y recordarian a los heroes de Kingsmore, los libertadores de P'Tat.
Esa noche los elfos lloraron, mientras la luz se apagaba a lo lejos.